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El Ciclo Vital de la Pareja: Desafíos y Tareas a lo Largo de la Vida

  • Foto del escritor: Verónica Mackinson
    Verónica Mackinson
  • 4 nov 2024
  • 4 Min. de lectura



En el artículo anterior, exploramos las distintas etapas del ciclo vital por las que atraviesan tanto las personas como las familias, y analizamos cómo estos ciclos se superponen e interrelacionan. Pero además de estos ciclos, existe otro proceso importante que atraviesan las personas que eligen un proyecto de vida en común: el ciclo vital de la pareja.



Este ciclo vital de la pareja es un proceso de evolución que atraviesa diferentes etapas predecibles, desde el inicio de la vida en común hasta la vejez. Cada etapa presenta sus propios desafíos y tareas que, si no se superan, pueden llevar a la pareja a estancarse. Es crucial que las parejas entiendan en qué etapa se encuentran y cuáles son las tareas que deben realizar para seguir evolucionando, tanto individualmente como en conjunto.


1. Primera etapa: Transición y adaptación temprana

Duración: Desde el inicio de la convivencia o matrimonio hasta los primeros 3 años aproximadamente.

Desafíos: En esta etapa, el principal reto es adaptarse a la convivencia, ya que la pareja debe aprender a vivir junta, compartir responsabilidades y tomar decisiones en conjunto. La convivencia diaria puede sacar a la luz diferencias en la forma de ver el mundo, manejar el dinero, distribuir tareas y organizar los horarios.

Tareas:

  • Independizarse de las familias de origen: La pareja debe establecer fronteras claras con sus familias para no permitir una interferencia excesiva en la relación. Esto no significa cortar los lazos, sino lograr un equilibrio saludable entre la cercanía y la autonomía.

  • Negociar acuerdos de convivencia: La pareja tiene que aprender a comunicarse de manera efectiva y llegar a acuerdos sobre el reparto de tareas, los gastos y el manejo del tiempo.

  • Crear una identidad conjunta: Se trata de formar una “nueva familia” con normas y valores propios, diferentes a los de las familias de origen.


2. Segunda etapa: Establecimiento y llegada de los hijos

Duración: Aproximadamente desde los 3 a los 8 años de convivencia.

Desafíos: La llegada de los hijos implica un cambio drástico en la dinámica de la pareja. La principal dificultad es armonizar la vida como padres sin dejar de ser pareja. Con el nacimiento de un bebé, muchas veces el tiempo y la energía se concentran en la crianza, y la relación de pareja puede quedar relegada.

Tareas:

  • Renegociar responsabilidades: La pareja debe establecer un nuevo reparto de las tareas, tanto domésticas como de crianza, para evitar la sobrecarga de uno de los miembros.

  • Preservar la intimidad conyugal: Es clave no descuidar el vínculo afectivo y sexual entre los cónyuges, reservando espacios para la pareja a pesar de las nuevas responsabilidades.

  • Definir límites con los abuelos: Aunque el apoyo de las familias de origen puede ser valioso, la pareja debe mantener su autonomía en la crianza y no permitir interferencias en su rol parental.


3. Tercera etapa: Transformación

Duración: Entre los 8 y 20 años de convivencia.

Desafíos: En esta etapa, los hijos suelen entrar en la adolescencia, lo que implica que la pareja recupera parte de su tiempo personal. Sin embargo, también es un período de redefinición de los roles y las prioridades, tanto personales como profesionales.

Tareas:

  • Facilitar la autonomía de los hijos: La pareja debe ayudar a sus hijos a desarrollarse de manera autónoma, a la vez que flexibilizan las reglas y límites que antes imponían.

  • Desarrollar una intimidad madura: La pareja debe aprovechar esta nueva etapa de menor demanda parental para reavivar la relación y encontrar nuevas formas de conectarse emocional y físicamente.

  • Evitar la rutina: Es fundamental que la pareja busque nuevas metas y actividades en común para seguir fortaleciendo su vínculo y no caer en la monotonía.


4. Cuarta etapa: Estabilización y nido vacío

Duración: Entre los 20 y 35 años de unión.

Desafíos: En esta etapa, los hijos suelen independizarse, ya sea porque se van a vivir solos o forman sus propias familias. Este proceso, conocido como el "nido vacío", puede generar sentimientos de pérdida y desorientación.

Tareas:

  • Renegociar la relación: Ahora que vuelven a ser una díada, la pareja debe reajustar sus dinámicas para ocupar el espacio que antes dedicaban a los hijos.

  • Desarrollar relaciones adultas con los hijos: Se trata de aprender a relacionarse con los hijos desde un rol de acompañamiento, respetando su independencia.

  • Afrontar la enfermedad y muerte de los propios padres: En esta etapa, también es común que los padres de los miembros de la pareja enfrenten enfermedades o fallezcan, lo que puede generar nuevas cargas emocionales y responsabilidades.


5. Quinta etapa: Envejecer juntos

Duración: A partir de los 35 años de matrimonio.

Desafíos: En esta etapa, la pareja suele enfrentar la jubilación, la disminución de las capacidades físicas y la pérdida de amigos y seres queridos. También pueden convertirse en abuelos, lo que les aporta un nuevo sentido de propósito.

Tareas:

  • Aceptar la vejez: Es importante que la pareja enfrente los cambios físicos e intelectuales con serenidad, y que aprendan a depender de sus hijos si es necesario.

  • Elaborar duelos: Aceptar la muerte de amigos y familiares es clave para poder seguir adelante sin estancarse en el dolor.

  • Desarrollar nuevos proyectos: Buscar nuevas actividades que den sentido a esta etapa de la vida, ya sea disfrutando de su tiempo libre o comprometiéndose en actividades sociales o familiares, como el cuidado de los nietos.


Reflexiones finales

El ciclo vital de la pareja es un proceso dinámico que, al igual que el ciclo vital de las personas y las familias, está lleno de desafíos y oportunidades de crecimiento. La clave para enfrentar estos desafíos es la adaptación: las parejas que logran ser flexibles y abiertas al cambio son aquellas que pueden evolucionar y encontrar satisfacción a lo largo del tiempo.

Conocer las características de cada etapa y estar preparados para asumir las tareas que implican es un recurso valioso para evitar el estancamiento y fomentar un desarrollo personal y conjunto que permita a la pareja mantener una relación saludable y enriquecedora a lo largo de los años.


Referencias bibliográficas:

Erikson, E. H. (2000). Identidad, juventud y crisis. Taurus.

Minuchin, S. (1998). Familias y terapia familiar. Gedisa.

 
 
 

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